Tres generaciones con una misma pasión

Como ya sabéis por las entradas anteriores he estado redecorando mi cuarto de costura y eso me ha supuesto también el revisar y ordenar armarios, sinfonieres y cajoneras. Bien pues localicé unas sábanas que tenía guardadas desde hace mucho tiempo. Unas están hechas por mi madre para su ajuar de boda, este año celebran sus bodas de oro, lo que quiere decir que estas sábanas se hicieron hace al menos 60 años. Las otras están hechas por mi cuando tenía 16 años y este mes cumplo 49, o sea que también tienen unos cuantos años. Y el tercer juego de sábanas tiene una preciosa puntilla de crochet que hizo mi abuela para mi ajuar, tendrán más o menos 35 años. Les tengo un inmenso cariño pues todas y cada una de ellas tiene su pequeña historia. Paso a hacer las presentaciones:

Estas son las que bordó mi madre hace tantísimos años, el bordado está hecho a mano con bastidor y a mi que no sé bordar me parece un trabajo extraordinario. Ella me las regaló hace ya algunos años y las tengo guardadas como algo muy especial.

Si os fijáis en las últimas fotografías veréis que en la foto más grande, es la parte de abajo del almohadón, tenían por costumbre bordar en punto de cruz y en letras chiquititas las iniciales de su nombre: Andrea Fernández. En la tercera foto, imagen derecha inferior, veréis bordadas otra vez las iniciales de su nombre pero esta vez en letras más grandes y con bordado tradicional, estas letras están bordadas en la parte superior de la sábana bajera, lógicamente no es ajustable, entonces no las había. Bien pues me parece un trabajo espectacular, no sé si es porque está hecho por mi madre, pero me lo parece. Y otra cosa que me encanta en la tela tan extraordinaria de algodón blanco, requiere mucha plancha pero luego queda maravillosa.

Estas sábanas en color vainilla son las que tienen la puntilla de crochet que me hizo mi abuela, tiene un trabajo inmenso por que el hilo es especialmente fino y a mí esta puntilla con esas ondas grandes me resultó especialmente bonita. Mi abuela no cosía demasiado pero yo siempre la recuerdo con la labor de ganchillo entre las manos. He de buscar más cosas que tengo de ella: mantas de lana, un camino de mesa, cojines... Os lo mostraré por que se le daba especialmente bien, nos hizo cositas a todas las nietas y mujeres de los nietos, hasta colchas de hilo y lana. Un especial recuerdo para mi abuela Paula, la cual nos falta hace ya unos cuantos años.

Y este juego de sábanas tan colorido es el que yo hice hace tantos años. Como podéis ver está hecho a punto de cruz y lo excepcional de este trabajo es que lo hice así a capela, como yo digo. Lo que quiero decir es que lo hice sin cañamazo, es decir, contando los hilos de uno en uno, en una tela tan fina como es la de una sábana, parece ser que me empeñé en hacerlo así tan difícil porque siempre me han gustado las cosas complicadas y hechas lo más artesanalmente posible.

Bueno pues después de esto comprenderéis mi pasión por la costura y todas las labores hechas a mano, evidentemente me viene del lado materno, aunque en realidad quién me enseñó a hacer ganchillo fue mi abuela paterna, Francisca, durante los veranos que pasaba con ella en el pueblo. También lo hacía maravillosamente bién y tuve la inmensa suerte de que ella me inculcara esa pasión por el crochet pero no tengo ninguna labor suya pues éramos 37 nietos los que tenía y su tiempo no daba para tanto, aún así yo me quedé con alguna de sus enseñanzas en el mundo del crochet.

Si queréis ver cualquiera de las imágenes en un mayor tamaño solamente tenéis que hacer un clik sobre ellas, espero que os gusten.